“Cuando es verdadera, cuando nace de la
necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca,
ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea.
Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que
merece ser por los demás celebrada o perdonada.”
Eduardo
Galeano
Hace tres años fue sancionada la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, promovida por un amplio sector de la sociedad y de
organizaciones populares, con el objetivo de transformar el sistema
comunicacional impuesto en la última dictadura y que mantenía vigencia hasta el
momento, por un modelo que conciba a la información y la comunicación como un
derecho para tod@s los humanos y humanas, que abogue por el reconocimiento de
la diversidad de voces y de espacios radiales y audiovisuales para la
producción y difusión de contenidos, que promueva la producción local, de
pueblos originarios, de instituciones educativas, que fomente el cine nacional,
y que impida y elimine la concentración de medios en manos de grupos
empresariales, fijando topes a la cantidad de medios y por tipos de licencias.
Quizás este último ha sido el punto de disputa
política más fuerte en estos últimos meses: la desmonopolización y
desconcentración de estos grupos que no cumplen con la cantidad de medios
establecido: Grupo Clarín, Vila-Manzano, Telefónica, entre otros.
El plazo para que las empresas adecúen sus licencias
vencía el pasado 7 de diciembre. Pero, no sorpresivamente, a últimas horas del
día 6 la cámara de apelaciones en lo Civil y Comercial extendió la medida
cautelar a favor del monopolio Clarín hasta que se dicte sentencia definitiva
sobre la constitucionalidad de la ley en los puntos 45 y 161 que obligan a los
propietarios de los medios a iniciar un proceso de adecuación y
desconcentración.
Repudiamos este accionar de los jueces que beneficia
al monopolio Clarín, portavoz de amplios sectores dominantes, que no escatima
en mostrar su poder de hacer y deshacer a su antojo una medida fruto de la
voluntad del pueblo argentino en pos de su propios intereses. Es por eso que
este 7 de diciembre, lejos de no pasar nada, sí paso en nuestras subjetividades
como el día en que no vamos a soltar la bandera de lucha por una verdadera
comunicación, horizontal, creadora de lazos, de encuentros, que es nuestra
antes y mucho más ahora para dar batalla a quienes desinforman, para quienes la
comunicación es además de una mercancía, una herramienta de construcción de
sentido común que reproduce lo que sistemáticamente bombardean quienes poseen
los monopolios, y por lo tanto ejerce control social y legitima su poder.
Pero esta lucha no debe circunscribirse sólo a la
desconcentración de los monopolios. El Estado puede y debe hacer cumplir la ley
en todos sus aspectos.
Como medio comunitario que comienza a transitar sus
pasos, entendemos que si se pretende democratizar las voces, es necesario la
aplicación del plan técnico que permita efectivizar el 33 % del espectro
destinado a medios sin fines de lucro, que se explicite dentro de este rubro
los Medios Comunitarios, Alternativos y Populares, que se garantice su
financiamiento, el acceso a herramientas técnicas, teniendo en cuenta las
organizaciones con condiciones de gestión social que no cuentan con personería
jurídica, eximiéndolas del pago de pliegos, sellados y demás trámites
burocráticos y obligaciones que impidan su funcionamiento. Exigimos nuestro
espacio para poder hacer eco de lo que sucede en cada lugarcito de esta tierra
y que los medios hegemónicos callan: el saqueo y contaminación de nuestros
bienes comunes, la represión de luchadores sociales, los abortos clandestinos,
l@s desaparecidos en democracia, la precarización laboral, la violencia y abuso
hacia l@s niñ@s, la violencia de género. Y también las alternativas que día a
día, a paso firme y desde abajo estamos construyendo por un país más justo, con
autodeterminación, por alternativas de trabajo sin opresores ni oprimid@s, por
una educación popular que genere sujetos sociales participes de su realidad,
libres y autónom@s.
Hoy en día, como luchadores sociales, lejos estamos
de sentirnos al margen de la historia que nos toca, muy por el contrario, somos
hacedores de la misma y ella nos obliga a hacernos cargo de los acontecimientos
sucedidos, y más aun a transformarlos según el sentido histórico de la lucha
popular que nuestr@s compañer@s de otros tiempos supieron caminar y que
retomamos. Esa palabra, popular, que puede despertar una amplia diversidad de
interpretaciones, cuando no de acusaciones y apropiaciones excluyentes, pero
que nos une en la obligación de la defensa activa de las necesidades e
intereses de l@s desposeídos, l@s nadies, de l@s silenciados, l@s que quisieron
pero no pudieron callar.
Defender nuestras voces, nuestras cosmovisiones,
nuestras vivencias oprimidas, y generar nuestros medios para hacer posible que
se oiga nuestro grito ha sido y es nuestro desafío.
Centro Cultural
El Barro